“Universidad + Comunidad = Mejor Ciudadanía”

 

Desde hace ya unos años se ha exigido a la universidad tener un rol más protagónico y activo en el desarrollo de los territorios, en los cuales sostienen sus principales dimensiones del quehacer académico, transitando desde la clásica función de la extensión universitaria hasta la tarea imperativa de vincularse con instituciones públicas y privadas, derivada de los nuevos escenarios y transformaciones socioculturales y económicas, incorporando nuevas funciones y propósitos, pero sobre todo con nuevas estrategias que le permita a la universidad generar espacios con más lógicas de diálogo y de formación para y con los habitantes de las comunidades del país.

 

En ese sentido, la vinculación con el medio, inserta en el rol de la universidad, debe aportar en fortalecer lo que se denomina “capital social” en el territorio, es decir, generar instancias de confianza, reciprocidad, cooperación y solidaridad entre los distintos agentes, instituciones y personas que se encuentran en la misma sintonía y frecuencia que la academia, que es el de buscar el bien común y progreso para las familias y comunidades. En ello, es fundamental que se diseñen iniciativas y modalidades de trabajo dialéctico para educar y formar ciudadanos conscientes, críticos y activos como contrapartes ciudadanas válidas y competentes en cualquier proceso político y social presente en la contingencia nacional y regional.

 

La universidad debe no solo formar profesionales y técnicos, sino que también formar a ciudadanas y ciudadanos que lideren procesos de desarrollo local en forma conjunta con los demás agentes del territorio. Ellos, al igual que los graduados(as) y titulados(as) de las diferentes carreras y programas, también son llamados(as) a integrar el “capital humano” necesario para hacer frente a los nuevos desafíos y demandas del entorno. Identificar, ver, analizar e internalizar el potencial y esperanza de dirigentes estudiantiles, el compromiso y vocación de dirigentes sociales y vecinales, debe ser un insumo para la universidad y fuente de conocimiento para las nuevas generaciones de profesionales que año a año ingresan a las carreras y especialidades universitarias. Así podemos hablar de bidireccionalidad, de diálogo y colaboración en forma sostenida y de largo aliento.

 

En suma, avanzar en un no tan nuevo rol, pero sí cada vez más demandante, en la que la universidad debe involucrarse con el territorio y sus habitantes, supone, por un lado, potenciar la vinculación con el medio desde sus facultades y unidades, pero también supone ser un “sensor” de los movimientos ciudadanos, y a su vez, ser un “traductor” de los hallazgos y resultados de investigaciones que sean aplicables a la realidad de la comunidad. Lograr una relación virtuosa: Universidad + Comunidad, que dé como resultado una mejor Ciudadanía, es donde se deben intencionar los esfuerzos para que podamos disponer no solo de mejores profesionales, sino que también mejores ciudadanas y ciudadanos, como rol fundamental de la vinculación con el medio de las universidades.

 

Mg. Néstor Contreras Fuentes
Coordinador de Vinculación Territorial y Formación Continua
Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades